diumenge, 19 de maig del 2013

Valledupar

A Valledupar llegamos atraídos por el ritmo del Vallenato ya que los lugareños dicen que allí nació este ritmo colombiano (aunque haya cierta polémica con los guajiros que también dicen ser los creadores del mismo).

Antes de marchar de Riohacha recibimos una invitación de CouchSurfing para hospedarnos en casa del embajador de la comunidad de CS en el Valle.

Hacía calor, estábamos cansado y muy cargados. Fuimos a conectarnos a internet, a ver si el chico de Couch nos había contestado, y posteriormente a tomarnos un helado en la heladería de la plaza principal. El jefe de la heladería nos recomendó un restaurante para ir a almorzar por 7000COP/pax.

En el Restaurante Girón nos vino el gran bajón... el hambre, el calor y el no saber nada aún de nuestro Couch se apoderó de nosotros. Suerte que con el gran menú (el mejor que hemos comido en todo el viaje) que nos sirvieron retomamos algo de fuerza.


Con las fuerzas justas y bajo ese sol de justicia fuimos capaces de llegar hasta la sombra de una gran manguera (el árbol de los mangos) y desde allí pudimos observar nuestro entorno y la tranquila vida de la ciudad.


Allí pasamos unas cuatro horas a la espera de alguna noticia sobre nuestro Couch y finalmente decidimos ir a pasar la noche al hostal "El cafetal" (20000COP/pax)

A la mañana siguiente nos fuimos camino hacia el río Guatapurí. El camino era más largo de lo que nos dijeron y a medio camino nos agarramos un taxi.


Al llegar al río nos sorprendimos por toda la gente que había pasando el día en familia y por toda la organización de bares, masajistas y vendedores ambulantes que tienen allí montado. Para evitar el acoso y el ruido cruzamos el río, luchando contra la corriente, y nos quedamos unas horas en la parte más tranquila, tomando el sol, bañándonos y leyendo.


La vuelta al centro de la ciudad la hicimos en un bus urbano y nos dimos un paseo hasta llegar al Restaurante Girón, dónde no nos defraudaron y volvimos a comer riquísimo por segundo día.


Unas horas más tardes, y trás ver desde el bus urbano un tiroteo entre ladrones y policías, ya estábamos en la terminal de autobuses decidiendo a donde ir... si a Villa de Leyva o a Bogotá. La verdad es que, a estas alturas del viaje, ir de pueblo en pueblo para pasar dia y medio nos da mucha pereza así que... ¡¡Rumbo a Bogotá!!

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