El día 19 aterrizamos en Guayaquil y nos fuimos a la terminal a comprar el billete para cruzarnos todo Ecuador en una noche. El día 20 nos bajamos del autobus en la frontera ecuatoriana en Tulcan, hicimos todo el papeleo y cruzamos al lado colombiano. Una vez en Ipiales fuimos a ver lo que todos nos recomendaban el santuario de la Virgen de las Lajas. La verdad es que imaginábamos otra cosa más impactante pero bueno, para gustos los colores.
Para la madrugada del día 21 ya estabamos llegando a Cali, la capital del Valle del Cauca con casi 2,5 millones de habitantes. Allí nos estaban esperando César y Rubén nuestros décimos anfitriones de CouchSurfing.
De ahí nos fuimos a pasear por Ginebra, un pueblito pequeño y tranquilo dónde es típico el sancocho. Así que no nos podíamos ir sin probar el sancocho colombiano, una sopa con yuca, platano, choclo... y los tostones de platano riquísimo!!
A la mañana siguiente nos fuimos a pasear por Cali para así conocerla mejor. Paseamos por la iglesia de la Hermita, la plaza de Caicedo, la iglesia de San Francisco y sus callejuelas. Aquí nos sorprendió encontrarnos con gente que está en la calle drogada, bebida, tirados en cualquier esquina, durmiendo en plena acera... recordamos el inicio de nuestro viaje en Salvador de Bahía y no iba a ser la única ciudad Colombiana en la que veríamos ésto desgraciadamente...
Después de almorzar un rico menú vegetariano se nos unió César para seguir la ruta caleña. César nos siguió mostrando la ciudad y conversando sobre la vida de Cali, las diferencias, los concursos de belleza... Estuvimos en la Loma de San Juan, una zona llena de puestecitos de artesanías muy agradables para pasear, de ahí fuimos al barrio de San Antonio, la zona bohemia de Cali, y al parque del Gato de Hernando Tejada y sus gatas.
En la tarde estuvimos en la Universidad del Valle escuchando un recital de piano de una pianista francesa, Claire-Marie Le Guay.
El fin del día fue aún mejor, nos fuimos a Carrefour Chevere, compramos chorizo, aceitunas, pan y los ingredientes para hacer una rica tortilla de papas. Estuvimos cocinando, comiendo, escuchando música y conversando largo y tendido.
Con este sabor de boca tan rico nos fuimos a dormir y a la mañana siguiente abandonamos Cali, la ciudad de la salsa, que por haber estado allí entre semana no pudimos sentir tanto como esperábamos.
a veure, aquest santuari... almenys per fora, és força impactant. No sé com és a dins...
ResponEliminaQuè bé us va de tenir la truita de patates (encara que sigui espanyola) i el pa amb tomata... quedeu com reis amb ingredients que hi ha a tot arreu.
Ja queda poquet... aprofiteu... muà!